Dentro de las peculiaridades de mi día a día en Kuwait, hay cosas que, o
bien van mejorando (como el tiempo, por ejemplo) o bien son cuestiones a las
que ya me ha empezado a acostumbrar y apenas noto. Sin embargo, a día de hoy
sigo quejándome de algo que me impide ver este país como un buen sitio para
vivir. Me estoy refiriendo al tema de las distancias que existen entre mi
barrio, mi trabajo y los lugares de ocio, algo que
condiciona en gran medida mi nivel de satisfacción con mi vida aquí en general.
Es cierto que uno no valora bien lo que tiene hasta que no lo pierde. Eso
me ocurre cuando pienso en mi situación en China, con el trabajo a cinco
minutos a pie. Aquí en Kuwait invierto una media de una hora en el minibús que
nos lleva de casa a la escuela y viceversa. En el trayecto de la mañana, mis
colegas no suelen derrochar sociabilidad precisamente así que me decido a
repasar árabe, mientras que por la tarde el ambiente es más distendido y el
viaje se me hace más llevadero. Aún así, al cabo de una semana se nota todo ese
tiempo tan precioso que paso sobre ruedas y noto que no me da tiempo a hacer
todo lo que sí podía hacer en China con facilidad. Aparte, también agradecería
el poder tener al menos una horita más de sueño todos los días.
En mi área no hay mucho que ver ni que hacer aparte de ir a pasear por la
playa. La mayor parte de los lugares de interés y las sedes de eventos
culturales se localizan en Kuwait City, el distrito centro. Se puede
ir en autobús público, pero la red no cubre todas las zonas y algunas líneas no
pasan con mucha frecuencia. En cuanto al taxi, su precio suele ser caro (aparte
muchos taxistas se niegan a poner el taxímetro, como en la India, y hay que
andar negociando todo el tiempo) y a veces no encuentras a tanta gente
dispuesta a ir a los mismos sitios que tú y así poder compartir costes.
En cuanto a la posibilidad de tener un vehículo propio, es algo que no me planteo
de momento. Además, a mi me encanta pasear, no conducir, pero, por lo que veo,
Kuwait no es un país hecho para caminantes. A veces me siento como si me
hubieran soltado en un “scalextric” gigante, donde tengo que estar
constantemente mirando a todos lados por si viene un coche. Hay aceras, sí,
pero suelen estar ocupadas con vehículos aparcados o se encuentran en un estado
intransitable. En ocasiones, directamente no existen. En cuanto a los pasos de
cebra, apenas se ven. Ni siquiera hay semáforos para peatones, con lo que uno
tiene que cruzar siempre mirando de reojo.
Una calle cualquiera de mi barrio y sus "aceras" |
En realidad todo esto tampoco supone un drama para mí. Como digo, hay un
autobús que me lleva al centro, aunque tarde un buen rato, y además no es que
necesite salir todos los días. Con respecto al tema de horas de sueño, lo voy
llevando como puedo, yéndome a dormir más temprano de lo habitual e intentando
acostumbrarme a este ritmo. Por mucho que me afecte, prefiero poner el foco en
mi día a día en la escuela donde sigue yendo genial. Los logros que voy viendo a diario en algunos estudiantes compensa con creces todas las movidas con el
transporte, no me cabe duda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario