lunes, 30 de diciembre de 2019

Tempus fugit



Antaño, cuando escribía mi blog desde China, solía publicar por estas fechas un balance de cómo había sido mis últimos 365 días, repasando los momentos más destacados. Tras dos años en los que la nochevieja y los días previos me pillaron viajando vuelvo a retomar esta costumbre, comentando lo que ha dado de sí el 2019. Ha sido, desde luego, un año que se ha pasado rapidísimo, que ha sido generalmente positivo, con más buenos momentos que malos, y que me ha vuelto a dejar imágenes para el recuerdo. Intentaré resumir estos últimos doce meses en la siguiente entrada.

La de memes y fotomontajes que pueden salir de esta foto, os quejaréis

Para empezar, tengo que hablar de mi vida de casado y la convivencia con mi esposa. Este año hemos cumplido el primer año de matrimonio y ha supuesto una prueba de fuego para los dos. El resultado ha sido satisfactorio y hemos logrado un nivel óptimo de entendimiento, apoyándonos en cada momento y aprendiendo el uno del otro casi a diario
En febrero viajé a Tailandia para conocer a sus padres en persona lo que, aparte de para poder practicar mi incipiente tailandés, me sirvió para fortalecer los lazos con una familia que ya me considera un miembro más. Esta sería la primera y última vez que pude hablar con mi suegro que fallecería a finales de octubre, en el que con diferencia fue el suceso más triste de todo este año.

























Además de los viajes a Tailandia por motivos familiares, en 2019 estuve en tres países más. En abril, mi mujer y yo pasamos una semana en Jordania, donde acabamos fascinados con los paisajes de Wadi Rum y la grandiosidad de Petra. En julio fui con mi hermano a Portugal que, a pesar de la distancia a España, nunca había tenido la suerte de visitar. La experiencia fue grandiosa. Por último, hace solo un día regresé de un viaje relámpago a Baréin, que relataré en una próxima entrada.






































En cuanto a la vida en Kuwait, ya he llegado a un punto en el que me he acostumbrado a todo y las molestias habituales han pasado a ser casi imperceptibles. Por supuesto que me sigue molestando el no poder andar por una acera o el calor que hace de abril a octubre, pero, como digo, el grado de incordio es más bajo y, al mismo tiempo, también he ido descubriendo algunos puntos positivos de mi estancia aquí. Como experiencia cultural reseñable, este año he hecho el ayuno durante el mes del Ramadán, como una prueba de autocontrol y también como muestra de solidaridad con mis compañeros y alumnos musulmanes. Fue interesante probar y no descarto repetirlo en 2020.

























A nivel laboral, el balance ha sido bueno y he seguido aumentando mi experiencia y creciendo profesionalmente mes a mes. Ha sido un año de transición, con nueva directiva empezando en septiembre y con algunos retos, como la construcción de un nuevo edificio, lo que ha reducido nuestro espacio. A pesar de todo, sigo sintiéndome igual de cómodo y valorado tanto por los estudiantes como mis compañeros. Aun así, esto no ha afectado mis planes para el próximo curso académico. En noviembre anuncié que no renovaría mi contrato y que saldría de Kuwait. El motivo es que mi mujer y yo queremos asentarnos en un lugar más cercano a nuestras respectivas familias, ya sea en Europa o en el Sudeste asiático. No estoy mal, ni mucho menos, en mi puesto de trabajo, pero las circunstancias nos motivan a cambiar de aires.

























Como dije al principio, ha sido un año más bien positivo, que ha incluido logros importantes. Por un lado, he conseguido publicar mi libro en inglés gracias al excelente trabajo de Chema y Samantha, una pareja de amigos que se curraron una traducción que me atrevo a decir que supera al original en calidad narrativa.
El otro gran hito fue mi primera media maratón el pasado mes de noviembre. Acabé los últimos cuatro kilómetros hecho polvo, pidiendo la hora, pero al final la pude completar que es lo que cuenta. En enero tengo una segunda, a ver si esta vez termino en mejor forma.


Acabo este resumen comentando por encima algunos propósitos para el 2020. En primer lugar, lo más prioritario sería encontrar un trabajo nuevo para el curso que viene. Tengo pendiente una feria de empleo en Bangkok en dos semanas, a ver qué tal se da. En relación con este tema, mi segunda gran meta es conseguir que tanto mi mujer como yo podamos encontrar ese lugar adecuado para plantearnos sentar cabeza y crear nuestra propia familia. No creemos que este año que viene vengan niños, pero no deja de estar en nuestros planes.
Por otra parte, espero poder terminar el máster sobre liderazgo educativo que empecé el pasado octubre, completar más medias maratones, mejorar mi árabe, y poder tener muchos momentos junto a toda esa gente buena que tanto en Kuwait como en otras partes me habéis apoyado en este año y no dudo que lo seguiréis haciendo en el futuro. Por todos vosotros va esta última entrada de 2019. Espero que vuestro año también haya estado lleno de historias felices y, si no, que mantengáis la esperanza en que lo mejor aún está por venir. 

¡Un fuerte abrazo y hasta el año que viene!

sábado, 14 de diciembre de 2019

Como las lentejas


Hace un mes y pico, en un grupo de Facebook de españoles en Kuwait, había un usuario que dudaba sobre si merecía la pena aceptar una oferta de trabajo en este país. Nos preguntaba a los demás miembros del grupo por varios aspectos de la vida aquí para poder hacerse una idea de lo que le podía esperar si decidía probar suerte por estas tierras. Vi que las respuestas eran muy variadas y que no seguían un patrón fijo. Hay gente a la que este sitio le parece un buen lugar para vivir, mientras que otros lo detestan. Como ya he dicho otras veces, al final todo va a depender cómo se lo monte cada uno.

Para facilitar la decisión a esta y otras personas con intenciones de venir a pasar una temporada en Kuwait, elaboré una pequeña encuesta online en la que, además de recopilar algunos datos demográficos, pregunté por la valoración de algunos aspectos de la vida en Kuwait y por aquellos factores que peor llevaban. En total respondieron unas 65 personas (38 mujeres y 27 varones), de entre 21 y 58 años. A continuación, hago un pequeño resumen de los resultados.



En primer lugar, los encuestados tenían que valorar de 1 a 5 su experiencia de vida en Kuwait. Más de la mitad de los participantes (un 52%) respondieron con un 4 o un 5, mientras que solo 2 personas calificaron su experiencia con un 1. La media total de valoración fue de 3.44.

Lo interesante es analizar cómo varía esta valoración general en función de otros factores. Por ejemplo, al calcular la media de valoración, las mujeres evalúan su experiencia de manera más positiva que los hombres (un 3.65 frente a un 3.14). La edad no parece ser un factor muy relevante hasta los 50 años. A partir de esta edad, hay una subida de la valoración media de más de un punto con respecto a la media total (4.45). Si tenemos en cuenta el factor de relaciones de pareja, tampoco parece ser un factor determinante, ya que la media de valoración es casi la misma (3.43 en el caso de las personas sin pareja, 3.44 para los que sí la tienen). Donde sí se perciben diferencias es cuando se tiene en cuenta el tiempo de estancia en Kuwait. Las personas que llevan en Kuwait menos de 2 años valoran su experiencia más negativamente (media de 2.89). Entre 3 y 5 años de estancia, la valoración es ligeramente superior a la media (3.63), mientras que aquellas personas que han estado aquí más de 6 años tienen una opinión general de Kuwait más positiva (media de 4.65). 

En cuanto a los aspectos concretos mejor y peor valorados, entre los primeros estarían la seguridad (4.03) y los salarios (3.8), mientras que a la cola se encuentran el transporte (1.8) y las condiciones medioambientales (1.72)


Otra de las preguntas evaluaba hasta qué punto determinados aspectos típicos de la vida en Kuwait afectaban personalmente a los encuestados. Las puntuaciones iban desde 1 (no me afecta nada) hasta 5 (me afecta mucho). Los factores que fueron puntuados como más molestos fueron el tráfico (3.75 de media) y que no haya apenas aceras para caminar (3.98 de media). Por su parte, el que no haya jamón no parece que sea algo que afecte demasiado a la comunidad española, como demuestra el 2.33 de media.



Por supuesto que esta encuesta es solo una ligera aproximación a la opinión general de los españoles que viven en Kuwait. 65 respuestas no suponen una muestra suficientemente representativa (no sé el total oficial, pero solo en el grupo de Facebook hay más de 1000 miembros) y tampoco se ha comprobado si todas las personas que han respondido viven actualmente aquí. Los factores analizados tampoco incluyen todo el rango completo de aspectos a valorar, aunque se ha intentado incluir los que más suelen aparecer en los comentarios sobre la vida en este país.

De todas maneras, espero que este pequeño experimento ayude a aquellas personas indecisas a elegir la alternativa más adecuada en función de sus gustos y circunstancias a la hora de decidir probar suerte en Kuwait. Si queréis consultar los resultados y gráficas podéis verlo todo en este enlace: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdOa1vWiaPv6R0VSf4brOT8LCscI-SiXAEBBoptVUQpoPOZZw/viewanalytics

¡Hasta la próxima!