Cuando me preguntan mi opinión sobre tal o cual país, siempre he
pensado que no se trata tanto
del lugar en sí como de las circunstancias y condiciones en las que me ha
tocado vivir. Hace casi un año, tras mi primer mes en Kuwait, cuando
alguien me preguntaba sobre mi experiencia de vida hasta ese momento, mis
impresiones eran mayoritariamente negativas y no me veía viviendo aquí más allá
de un curso académico. Sin embargo, al cambiar la situación, mi percepción ha
sufrido un giro de 180º. Este país sigue teniendo multitud de cosas que no
invitan a quedarse (calor, tráfico, escasez de lugares de ocio, etc.) pero al
menos creo que, según por lo que llevo visto desde que regresé hace dos
semanas, todo se va a hacer mucho más llevadero esta vez.
En primer lugar,
la localización de mi apartamento no tiene nada que ver con la del curso
pasado, en el remoto distrito de Fintas. Esta vez vivo en la zona de Salmiya,
muy cerca de mi lugar de trabajo (unos 25 minutos a pie) y de los principales
lugares de ocio. También resido en el mismo barrio que mi novia y la mayoría de
mis amigos. Todo ello supone un aumento en la calidad de vida (se acabó el
autobús) y una mejora de la vida social, con más y mejores posibilidades de
salir por ahí. Por otra parte, el apartamento es una maravilla y
suficientemente espacioso para una segunda persona, que espero pueda pronto
compartir conmigo esta morada.
A nivel laboral,
la escuela en la que trabajo ahora ofrece mejores condiciones y más
oportunidades de crecer en mi carrera. Además, esta vez somos dos orientadores
y tendremos menos alumnos en nuestra ratio (el curso pasado, yo era el único
orientador en Primaria, con alrededor de 1000 estudiantes). También, al haber
menos profesores y profesoras, el ambiente que existe es más familiar y se
respira buen rollo. El director parece un buen profesional y apoya nuestras
propuestas, dándonos la oportunidad de desarrollarnos profesionalmente. Esta
vez sí parece que estoy en el sitio adecuado.
Una vista de mi despacho, aún por decorar |
Pero entre todas
las alegrías con las que he empezado este nuevo curso, destaco sobre todo mi
relación con mi pareja, que se ha hecho más fuerte si cabe después de un largo
periodo sin vernos. Ella es mi principal apoyo aquí y día a día estoy más
convencido que no podría haber nadie mejor con la que compartir el resto de mi
vida. Con ella, toda mi vida en Kuwait cobra mucho más sentido si cabe.
Leyendo todo esto
podréis comprender mejor que me hiciera gracia cuando este verano una vecina de
Córdoba me dijera “a ver si tienes suerte y te sale algo de trabajo aquí”, a lo
que yo respondí entre dientes “o no…”. No se tiene ni más ni menos suerte por vivir más o
menos cerca del lugar de nacimiento, cada persona hace su vida donde más lo
quieran y lo valoren. Mi familia y amigos en España me apoyan y se alegrarían
infinitamente si volviera pero, tal y como está la cosa, con el paro por las
nubes, salarios precarios, corrupción, poca inversión en educación y gente más
preocupada de poner y quitar lacitos, a día de hoy no me quedan muchas ganas de
regresar. Antes de verano probé a enviar algunos currículos a empresas de
Córdoba donde quizás podría encajar. ¿Sabéis cuántas me respondieron? Tantas
como pelos me quedan en la coronilla. Mientras que se le siga dando más
importancia a la hija de la Pantoja que a la gente que dedica su vida a la
investigación y a la mejora de la sociedad, muy mal vamos. Y no, señoras y
señores, nada de lo que he comentado se le puede achacar a la inmigración. Más
bien tendríamos que estar agradecidos a que exista mezcla de culturas, a ver si
así podemos crear una España más diversa y heterogénea, al contrario de lo que
pretenden algunos partidos, porque vaya tela.
Perdonad por la
turra, pero si no digo todo esto, reviento. Paro ya, que me voy por las ramas :)
Un saludo a todo
el mundo en este nuevo comienzo de curso y espero poder seguir actualizando
semanalmente si el tiempo lo permite.
مَعَ ٱلسَّلَامَة