Hace menos de una semana que aterricé en Kuwait y ya más o menos me hago
una idea del tipo de lugar en el que he recalado y el ritmo de vida que me
espera. Os voy a describir a grandes rasgos lo que están siendo mis primeras impresiones, tanto positivas como negativas, en este pequeño rincón del mundo.
Lo primero que noté al llegar, y no tardé en comentarle al conductor que vino a
recogerme al aeropuerto, es el tremendo calor que hace aquí. Este verano en
Córdoba las hemos pasado canutas, pero nada comparado a lo que se vive en este
horno en esta época del año. Las máximas sobrepasan los 45 grados
y las mínimas no bajan de 30. Con este panorama, hacer alguna actividad al aire
libre es casi imposible por lo que la gente suele hacer su vida social en los
enormes “malls”, los centros comerciales que hay dispersos por cada distrito de
la ciudad. Según me dicen, a mediados de septiembre comienzan a bajar un poco
las temperaturas, en octubre tendremos un tiempo muy agradable y ya a partir de
noviembre empieza a refrescar (aunque no bajaremos de los 6 grados, en
diciembre y enero).
Interior de un "mall" |
Cuando antes de partir repasaba el mapa de Kuwait, me pareció que se
reducía todo a una ciudad grande, donde cualquier lugar estaba a tiro de
piedra. En realidad, el país está formado por diversos municipios unidos entre
sí por una autopista que cruza el país de norte a sur. Los núcleos urbanos se
concentran en la línea de costa, mientras que todo lo que queda al oeste es
desierto y pozos de petróleo. Me he dado cuenta que todo está bastante disperso
y las distancias entre puntos son más grandes de lo que me imaginaba, lo que explica que todo el
mundo se desplace en coche. Todavía no he visto ni bicicletas ni motos, y muy poca
gente va caminando a los sitios, ni siquiera por la noche cuando bajan las
temperaturas. La zona en la que vivo, Al Fintas, está alejada del distrito
centro, Kuwait City, y hace falta media hora en minibus (a cuenta de la
escuela, menos mal) para llegar al trabajo. Como consuelo, decir que tengo la
playa a diez minutos andando con un bonito paseo marítimo.
Otra cosa que me choca y que también condiciona en parte mi vida aquí es la
diferencia del coste de vida. Los precios de los productos básicos suelen ser
más altos que en España y mejor no comparemos con China porque me entra el
bajón. También, en relación con la economía, he podido notar muchos contrastes,
con familias kuwaitíes comprando artículos de lujos y paseandose en Porsches, y un numeroso grupo de
trabajadores procedentes mayoritariamente de India, Nepal o Filipinas, viviendo
y trabajando en condiciones precarias. Por lo que a mi respecta, me parece que,
a pesar de tener un salario algo más alto que el de China, a la larga no creo
que ahorre más que allí. Pero bueno, espero que al menos me dé para llevar una
vida más o menos cómoda y poder tener un pequeño fondo para hacer algún viaje
en vacaciones.
Este plato combinado sale a 2 KD (unos 5 euros y medio), de lo más asequible a la hora de comer fuera |
Si habéis leído hasta aquí, pensaréis que vaya infierno al que he ido a
parar y que más me convendría pirarme cuanto antes. Sin embargo, no puedo
olvidarme de cuál es el principal motivo por el que decidí venir: mi
experiencia laboral. Todavía estoy en fase de preparación de actividades, pero tengo
la impresión de que mi trabajo va a ser muy valorado en el colegio. Esto me va
a ayudar a mejorar en mi carrera y es en eso en lo que me concentro ahora. Además,
de momento veo que el ambiente y el trato entre compañeros son muy buenos y
esto ayuda mucho. La mayoría son profesores procedentes de Reino Unido y
Australia, con lo que este periplo también va a suponer un impacto en mi nivel
de inglés, estoy seguro. Por otra parte, el alojamiento que me han dado es uno
de los mejores que he tenido a nivel de espacio y comodidades, lo que hará
mucho más llevadera mi estancia aquí.
Si hay una cosa que he aprendido a lo largo de mis viajes es que no son las
circunstancias de cada sitio lo que te hace sentir bien o mal, sino la actitud
con la que se reciban las mismas. Ya he pasado por fases similares en otros
países y, si uno es paciente y sabe valorar los puntos positivos, al final no
solo te acostumbras a cualquier lugar sino que lo acabas disfrutando (e incluso
echando de menos a posteriori). Sea como sea, he venido a dar lo mejor de mí y
a absorber como una esponja todo lo que pueda ir aprendiendo, tanto a nivel
profesional como personal. Eso sí, cuanto antes se pase este calor, con mejores
ojos podré verlo todo.
¡Hasta la próxima!