viernes, 10 de noviembre de 2017

¿Quedamos?



Antes de venir a Kuwait estuve un tiempo investigando en Internet sobre los pros y los contras de este lugar. Una de las quejas más habituales entre otros extranjeros que ya vivían aquí era la dificultad que tenían para hacer amistades y socializar. Había de todo, por supuesto, pero la mayoría de gente se lamentaba de su reducido círculo social y la falta de oportunidades de ocio. Yo no pensaba que podría llegar a ser tan frustrante, pero al cabo de unas semanas se empezaron a confirmar todas estas opiniones. No sé si serán motivos personales o situacionales pero, de todos los países en los que he estado, es en el que más me está costando encontrar personas a las que puedo llamar amigos.

















Empezando por mis circunstancias personales, no creo que vivir en un barrio como Fintas, alejado de todo tipo de centro el cual pueda llamarse de ocio y socialización, facilite el conocer y salir con gente. Ya comenté en otro post que este país está hecho para los vehículos, no para las personas, y da mucha pereza el desplazarse de un lado a otro por todo el tiempo que consume. Este es precisamente otro de los factores que me dificultan a la hora de quedar con alguien: la falta de tiempo. Tengo unos horarios muy apretados y, si le sumo que hace un par de semanas empecé un máster, apenas me quedan horas. Eso sí, cada fin de semana aprovecho para escaparme por ahí y hacer algo más allá del trabajo y los estudios.

El paseo marítimo en Salmiya, no hay viernes que falte una carrerita por aquí


















Otro de los factores intrapersonales, que también afecta a muchos emigrantes en cualquier país, es la continua rueda de despedidas y adioses a la que se ve expuesta la gente que llevamos fuera un tiempo largo. Kuwait es uno de esos países llamados “de paso”, donde la mayoría viene por un tiempo corto, a probar suerte, y se largan en cuanto pueden (como digo, hay excepciones, pero al menos suele ser así para los que venimos solos). Esto implica que haya gente que no quiera implicarse demasiado a nivel afectivo, para no tener que pasar por lo mismo de siempre, una y otra vez. En mi caso, debo reconocer que me pasa algo parecido, y que después de tantos años de aquí para allá, no acabo de normalizar estos procesos de duelo al tener que dejar a gente a la que quiero atrás. Aunque eso no quita que siga considerando el socializar y hacer amigos como algo fundamental en cada sitio al que voy.


Entrando ya en los factores externos, totalmente incontrolables para mí, estaría en primer lugar el perfil habitual de extranjero que viene a este país. Es todavía pronto para mí hacer una descripción precisa pero, basándome en otros comentarios leídos en redes sociales y conversaciones con otros extranjeros, veo que hay mucha gente que recala aquí movida meramente por el deseo de ganar dinero, sin importarle lo más mínimo su vida social. Son sujetos que se centran solamente en el trabajo y que incluso aprovechan sus espacios de tiempo libre para hacer horas extra en cualquier otro lado. Por otra parte, yo lo que sí veo también es que hay muchos expatriados que llegan con sus familias, en algunos casos con niños, con una serie de hábitos lúdicos alejados en cierto modo de aquellos que viven solos, como es mi caso. Aún así, tengo que decir que en todos estos años he encontrado a personas estupendas en esta situación con los que también me lo he pasado muy bien (aunque me suelo mantener al margen cuando el plan del sábado es ir a un parque infantil…).

















Kuwait, aparte de su diseño urbano pensado y planificado para los coches, tampoco es que ofrezca un surtido muy grande de actividades y lugares de ocio. Es decir, no tiene nada que ver con Dubai, por ejemplo, aunque si se investiga bien, siempre se puede encontrar algo interesante que hacer. Otro factor asociado al tema del ocio es la ausencia de alcohol. Para mí no supone ningún obstáculo, a pesar de la tradición tan española de “salir de cañas”, pero sé de gente a la que esto le limita en gran medida a la hora de socializar. Ahora bien, esto no quiere decir que en Kuwait no existan pubs. Yo estuve una noche en uno, donde lo que primaba no eran las copas sino las cachimbas. Si no te molesta el picor en los ojos ni el olor que se te queda en la ropa, no es un mal sitio.




































A pesar de todas estas circunstancias y limitaciones, tengo que decir que en las últimas semanas he ido conociendo a gente nueva con la que quedar y organizar actividades, como el salir a correr por ahí, ahora que el tiempo atmosférico lo permite. Es cuestión de tiempo, nada más, como en cualquier parte del mundo, aunque aquí cueste un poquito más. Por cierto, ¿a alguien le hace un cafelito?



2 comentarios:

  1. Hola! Me gusta mucho como escribes en tu blog!
    Me estás ayudando mucho a saber lo que me espera a mi llegada a Kuwait
    Así que si te apetece en cuanto llegue que será para antes de navidad 🎄 podemos quedar a hacer ese cafecito 😉 gracias y saludos desde Barna :) Nerina

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    1. Hola Nerina! Me alegro que te esté gustando y te esté siendo de utilidad. Cuenta con ese café :)

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