Ya hace casi una semana que regresé a España después de unos frenéticos
últimos días en Kuwait, en los que llegué a dudar si finalmente podría salir de
allí por motivos de visados, pasaporte y gente empeñada en complicarme la vida.
He tenido que venir a Córdoba para poder terminar las prácticas del máster que estoy
haciendo y me quedaré aquí todo el verano hasta mediados de agosto por lo
menos. El regreso me está viniendo muy bien, no solo por estar de nuevo con mi
familia y amigos de toda la vida, sino para poder disfrutar de momentos y
placeres que difícilmente puedo encontrar allí en el golfo Pérsico.
Las primeras conversaciones que estoy teniendo en los diferentes
reencuentros son en torno a la vida en Kuwait y cómo me va por allí. Hay determinados
temas muy recurrentes que salen a cada instante y por los que la gente se suele
interesar: que si de verdad hace tanto calor, que cómo van vestidas las
mujeres, que si tratan bien a los extranjeros o no, el coste de la vida, el
tipo de comida, etc. Yo, aparte de aclarar estas cuestiones, también comento
situaciones concretas que me han ido sucediendo estos meses desde que llegué,
como la necesidad de ser recatado cuando paseo con mi pareja por un lugar
público, el problema de las distancias (algo de lo que por suerte no me quejaré
el curso que viene) o mi experiencia con las tormentas de arena. Y, por
supuesto, siempre vuelvo a recordar que es Kuwait, no Dubai.
Como digo, estoy disfrutando bastante del regreso, especialmente porque
llego justo en el mes de mayo, cuando más bonita está mi ciudad y no damos abasto
con tantos eventos y festivales. Aparte, después de este tiempo en Kuwait,
echaba de menos el caminar alegremente por aceras en condiciones, sin tragar
arena, y cruzar por pasos de cebra con la seguridad de que no me van a intentar
atropellar. También alegra el ver a gente bailando y disfrutando de la vida, y
descansar por un tiempo de ver tantas caras largas quejándose de todo. Lo mismo
suena todo muy tópico. Claro que aquí también hay personas que se empeñan en
amargarse y, de paso, fastidiar la vida a todo el mundo pero, por lo general,
hay cierta tendencia a mirar las cosas con más optimismo.
Y nada más. Nos seguimos leyendo ya el curso que viene, ya desde Kuwait, si todo sale bien con el nuevo visado. Si alguien se anima a bajar a Córdoba estos meses, decidme. Os deseo, a los que sigáis por Kuwait, una agradable estancia pese al calor que se avecina, y a los que volváis a vuestros lugares de origen, un feliz reencuentro con los que más queréis y un estupendo descanso.
¡Hasta la próxima!
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