viernes, 2 de noviembre de 2018

Con la música a otra parte


Entre las novedades del colegio en el que trabajo este curso con respecto a años anteriores está el hecho de no incluir la asignatura de música en el currículo escolar. La música, lógicamente, es algo que está presente en la vida de todos los estudiantes, profesorado y demás personal del centro, pero aquí prefieren reservarlo para el ámbito privado y de ocio. Lo ven como un elemento de entretenimiento y distracción, más que como una fuente de aprendizaje e interacción con el medio, como debería ser dentro de mis esquemas mentales. Esto encaja con los valores islámicos en mi escuela, muy conservadores como ya he podido comprobar en estos dos primeros meses.


El tema de la música genera cierta controversia dentro del mundo musulmán. Mientras que hay corrientes ortodoxas que lo ven tan ofensivo como puede ser la ingesta de alcohol, otros fieles lo conciben como algo admisible e incluso como un elemento a incluir en algunos rituales religiosos, como en el caso de los derviches en Turquía. Al final, como ocurre con otros rasgos culturales como el uso del velo, todo va a depender de la interpretación que cada persona haga de las escrituras coránicas. Que algún musulmán o musulmana me corrija si me equivoco, pero no he podido encontrar un versículo concreto en el que se prohíba la música, aunque si se sugiere que puede estar conectada con actos considerados pecado.


Músico sufí en el barrio musulmán de Nizalmuddin en Delhi

Restricciones y prohibiciones aparte, lo cierto es que aquí en Kuwait la música está presente en muchos eventos. Solamente en el último mes he podido asistir a un musical estilo Broadway, una actuación de grupos de baile coreanos, tanto tradicionales como “break dance”, y un concierto de música tradicional andina hace pocos días. Es cierto que la mayoría de actuaciones son de artistas extranjeros, ya sea residentes o visitantes, pero también me consta que hay algunos grupos locales que intentan abrirse paso.





No creo que algún día podamos disfrutar de clases de música en el colegio pero sí que creo que es posible preparar algún número musical pequeño para algún evento especial, como la semana internacional, por ejemplo. Lo tengo que mirar con cuidado y precaución porque nunca se sabe. Si algo se aprende viviendo en otra cultura es a ver las cosas desde diferentes puntos de vista y esquemas mentales. Muchas cosas que en nuestros países vemos absolutamente normal, aquí podría generar un escándalo, y viceversa. La cuestión principal, como siempre, es el respeto y la tolerancia para conseguir adaptarse y entender que hay múltiples maneras de percibir el mundo.

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