Entre las
novedades del colegio en el que trabajo este curso con respecto a años
anteriores está el hecho de no incluir la asignatura de música en el currículo
escolar. La música, lógicamente, es algo que está presente en la vida de todos
los estudiantes, profesorado y demás personal del centro, pero aquí prefieren
reservarlo para el ámbito privado y de ocio. Lo ven como un elemento de
entretenimiento y distracción, más que como una fuente de aprendizaje e
interacción con el medio, como debería ser dentro de mis esquemas mentales. Esto encaja con los valores
islámicos en mi escuela, muy conservadores como ya he podido comprobar en estos
dos primeros meses.
El tema de la
música genera cierta controversia dentro del mundo musulmán. Mientras que hay
corrientes ortodoxas que lo ven tan ofensivo como puede ser la ingesta de
alcohol, otros fieles lo conciben como algo admisible e incluso como un elemento a
incluir en algunos rituales religiosos, como en el caso de los derviches en
Turquía. Al final, como ocurre con otros rasgos culturales como el uso del velo, todo
va a depender de la interpretación que cada persona haga de las escrituras
coránicas. Que algún musulmán o musulmana me corrija si me equivoco, pero no he podido
encontrar un versículo concreto en el que se prohíba la música, aunque si se
sugiere que puede estar conectada con actos considerados pecado.
Músico sufí en el barrio musulmán de Nizalmuddin en Delhi |
Restricciones y
prohibiciones aparte, lo cierto es que aquí en Kuwait la música está presente
en muchos eventos. Solamente en el último mes he podido asistir a un musical
estilo Broadway, una actuación de grupos de baile coreanos, tanto tradicionales
como “break dance”, y un concierto de música tradicional andina hace pocos
días. Es cierto que la mayoría de actuaciones son de artistas extranjeros, ya
sea residentes o visitantes, pero también me consta que hay algunos grupos
locales que intentan abrirse paso.
No creo que algún
día podamos disfrutar de clases de música en el colegio pero sí que creo que es
posible preparar algún número musical pequeño para algún evento especial, como
la semana internacional, por ejemplo. Lo tengo que mirar con cuidado y precaución porque
nunca se sabe. Si algo se aprende viviendo en otra cultura es a ver las cosas
desde diferentes puntos de vista y esquemas mentales. Muchas cosas que en
nuestros países vemos absolutamente normal, aquí podría generar un escándalo, y
viceversa. La cuestión principal, como siempre, es el respeto y la tolerancia
para conseguir adaptarse y entender que hay múltiples maneras de percibir el mundo.
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