El último día de 2018 partí rumbo
al sur de Beirut hasta la ciudad de Sidón (o “Saida” en árabe), la tercera más
importante del país, situada también en la costa mediterránea. Mi idea ese día
era seguir hasta Tiro pero, teniendo en cuenta que la cena del día anterior no
me había sentado bien y que quería volver a Beirut a tiempo para comerme las
uvas con otro viajero al que conocí en Byblos, decidí tomármelo con calma y
echar un mañana tranquilita y disfrutar de la visita sin prisas.
Al igual que Byblos o Trípoli,
Sidón fue otro de los grandes asentamientos fenicios unos 3000 años antes de Cristo.
Su vestigio más importante, el Castillo del Mar, no es de esta época sino del
siglo XIII, cuando los cruzados construyeron su fortaleza en este punto. Otros
puntos de interés son el palacio Debbamne, el museo del jabón y el Khan al-Franj,
o “posada de los extranjeros”, del siglo XVII.
Pero la parte que me resultó más
interesante fue el entramado de callejuelas de la ciudad antigua en torno al
antiguo zoco. Una de las salidas de este laberíntico lugar conduce a las ruinas
del castillo de San Luís, también de la época cruzada. El sitio está
completamente en ruinas y casi abandonado, pero desde la parte más alta de la
colina en la que se encuentra, se divisan unas buenas vistas del casco viejo
con el mar al fondo.
Y así concluyen mis crónicas
libanesas. Espero que os puedan servir de ayuda por si os animáis a visitar este
país, ahora que se avecinan las festividades de final de febrero en Kuwait. Este
viaje me dejó un muy buen sabor de boca y me quedé con ganas de unos días más (se
me escaparon Baalbek y el valle de Qadisha entre otros sitios). Confío que
habrá más oportunidades en el futuro.
¡Hasta próximas entradas!
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