lunes, 21 de enero de 2019

Explorando Líbano (II): Byblos y las cuevas de Jeita


Aparte de Beirut, uno de los destinos más populares y con más encanto en Líbano es Byblos, a una hora en coche de la capital, al norte, también en la costa. Este interesante lugar es uno de los asentamientos humanos continuamente habitado más antiguos del mundo y ofrece al viajero una irrepetible oportunidad de ahondar en este crisol de civilizaciones que forman la historia, no solo de este, sino de muchos otros países mediterráneos.



Es bastante fácil explorar los principales puntos de interés en Byblos ya que todo se encuentra en la misma zona. Atravesando el zoco antiguo se llega a la explanada del puerto con las ruinas del castillo de los cruzados a la izquierda. En torno a esta antigua ciudadela, construida allá por el siglo XII, se encuentran diversos vestigios pertenecientes a otros pueblos, entre ellos los restos de templos griegos y persas, una necrópolis fenicia y un anfiteatro romano. También dentro de este conjunto se halla una singular casa abandonada llamada “la casa blanca”, perteneciente a la familia Al Housami y construida en el siglo XIX.


Otro de los grandes atractivos es el zoco. Aquí no se puede desaprovechar la oportunidad si se quiere comprar algún recuerdo de Líbano. Luego en Beirut es más complicado encontrar tiendas de recuerdos aparte de en el aeropuerto, donde suele ser todo más caro. Al final de las empedradas calles se llega al puerto antiguo, un enclave estupendo donde pude disfrutar de una puesta de sol épica.


Entre Byblos y Beirut está una de las maravillas naturales más espectaculares que se pueden visitar, las cuevas de Jeita. Para llegar se puede tomar un autobús hasta Jounie, de vuelta a Beirut, y luego un taxi hasta la entrada a la gruta. Aquí es posible visitar dos partes, una a la que se puede acceder en barca y otra a pie. Lamentablemente, en invierno se suele cerrar la gruta acuática, con lo que me tuve que conformar con la de secano. El interior es impresionante, con hipnóticas estalagmitas y estalactitas, e inquietantes bóvedas con formas fantasmagóricas. Puedo decir que es uno de los mejores lugares a nivel de naturaleza que he podido ver. No se permiten hacer fotos en las grutas, algo que al final agradecí, ya que me centré únicamente en disfrutar del panorama.


Entrada a una de las cuevas


Merece la pena quedarse en Byblos al menos un par de días, aunque yo en realidad me pude ver todo en solo uno. La segunda jornada la dediqué para seguir explorando el norte del país, haciendo un alto en Batroun y Trípoli, ciudades a las que dedicaré la próxima crónica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario