Aparte de Beirut, uno de los
destinos más populares y con más encanto en Líbano es Byblos, a una hora en
coche de la capital, al norte, también en la costa. Este interesante lugar es
uno de los asentamientos humanos continuamente habitado más antiguos del mundo
y ofrece al viajero una irrepetible oportunidad de ahondar en este crisol de
civilizaciones que forman la historia, no solo de este, sino de muchos otros
países mediterráneos.
Es bastante fácil explorar los
principales puntos de interés en Byblos ya que todo se encuentra en la misma zona. Atravesando
el zoco antiguo se llega a la explanada del puerto con las ruinas del
castillo de los cruzados a la izquierda. En torno a esta antigua ciudadela,
construida allá por el siglo XII, se encuentran diversos vestigios
pertenecientes a otros pueblos, entre ellos los restos de templos griegos y
persas, una necrópolis fenicia y un anfiteatro romano. También dentro de este
conjunto se halla una singular casa abandonada llamada “la casa blanca”,
perteneciente a la familia Al Housami y construida en el siglo XIX.
Otro de los grandes atractivos es
el zoco. Aquí no se puede desaprovechar la oportunidad si se quiere comprar
algún recuerdo de Líbano. Luego en Beirut es más complicado encontrar tiendas
de recuerdos aparte de en el aeropuerto, donde suele ser todo más caro. Al
final de las empedradas calles se llega al puerto antiguo, un enclave estupendo
donde pude disfrutar de una puesta de sol épica.
Entre Byblos y Beirut está una de
las maravillas naturales más espectaculares que se pueden visitar, las cuevas
de Jeita. Para llegar se puede tomar un autobús hasta Jounie, de vuelta a
Beirut, y luego un taxi hasta la entrada a la gruta. Aquí es posible visitar
dos partes, una a la que se puede acceder en barca y otra a pie.
Lamentablemente, en invierno se suele cerrar la gruta acuática, con lo que me
tuve que conformar con la de secano. El interior es impresionante, con
hipnóticas estalagmitas y estalactitas, e inquietantes bóvedas con formas
fantasmagóricas. Puedo decir que es uno de los mejores lugares a nivel de
naturaleza que he podido ver. No se permiten hacer fotos en las grutas, algo
que al final agradecí, ya que me centré únicamente en disfrutar del panorama.
Entrada a una de las cuevas |
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