Cuesta imaginar que en una ciudad en la que se rinde culto a la modernidad,
los edificios altos, las autopistas y los centros comerciales con decoración
futurista, pueda existir algo a lo que pueda llamarse “casco viejo”. Apenas
quedan vestigios de lo que en su día fue esa pequeñita aldea pesquera en el
siglo XVII, pero si uno explora bien todavía pueden encontrarse tesoros
históricos a los que merece la pena hacer una visita. El fin de semana pasado
tuve la suerte de participar en una de las excursiones guiadas que la
asociación AWARE (no se podrán quejar de la publicidad que les hago a cada
momento) organiza para dar a conocer los poquitos restos urbanísticos que han
sobrevivido a la feroz fiebre constructora del país.
El primer punto en nuestro itinerario, justo al lado de la Gran Mezquita,
fue la mezquita Al-Khalifa, cuya construcción se remonta al año 1714. Es una de las más antiguas del país y de las que mejor se conservan de esta
época. Es un edificio pequeño, sin demasiadas ornamentaciones, en el que
destaca sobre todo su minarete. De este mismo periodo hay varias mezquitas
dispersas por el centro, que contrastan con los modernos edificios a su
alrededor, resistiendo el infrenable empuje urbanístico.
Interior de la mezquita |
Otro de los sitios más vetustos de Kuwait es la puerta de Shamiya, una de
las entradas originarias en los primeros muros de la ciudad, construidos en el
siglo XVIII, época en la que la ciudad comenzó a cobrar cierta fama y se
convirtió en el objetivo de tribus rivales en busca de recursos. Todavía
faltaba más de un siglo para que se empezasen a descubrir los primeros pozos
petrolíferos en la zona pero, por aquel entonces, la ciudad de Kuwait ya tenía
bastante importancia como puerto comercial, siendo uno de los puntos más
destacados en la ruta entre la India y las costas del Este de África.
El siguiente lugar que visitamos fue el Palacio Naif, de
construcción más reciente. Fue edificado a principios del siglo XX por motivos
de seguridad y defensa de la ciudad. Estaba considerado como parte primordial
de la segunda línea defensiva después de los muros, dando cobijo a un gran
número de efectivos militares, armas y municiones. Hoy día sigue siendo un
importante centro político y social del país. Dentro de la visita pudimos ver
las celdas donde solían custodiarse a los prisioneros de guerra y un pequeño
museo dedicado a conservar objetos antiguos y fotografías del pasado kuwaití.
Patio principal del palacio con la Torre de la Liberación al fondo |
Los "millenials" no han vivido esto |
Después del Palacio Naif, la excursión terminó pero yo seguí explorando los alrededores por mi cuenta hasta llegar a otro de los principales puntos de interés, el zoco Al-Mubarakiya, uno de los lugares más genuinos de la ciudad. Aquí uno puede pasar fácilmente varias horas entre puestos de todo tipo, donde el regateo es parte primordial de la experiencia a la hora de comprar algo. Es además una de las mejores zonas para disfrutar de la comida local a precios muy asequibles. Quizás debería dedicar una entrada especial en el futuro solo para este sitio, de momento uno de los que más me ha gustado desde que llegué.
Pues nada, ya sabéis que si venís a Kuwait a hacerme una visita, vais a
poder ver algo más que centros comerciales, aunque no creo que este país pueda
dar para más de dos o tres días. Tengo pendiente todavía la isla de Falaika, a la
que pienso escaparme antes de que vuelva a hacer calor. Ahora son, sin duda,
los mejores días para salir, aunque me dicen que pronto hará frío de verdad,
puede que me haga falta una rebequilla, vamos a ver.
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